miércoles, 5 de junio de 2013

De capear el temporal.

Habemos muchos estos días que estamos capeando el temporal. De hecho, todos con los que hablo mantienen la misma conversación... "Hay que ver como están las cosas, esto no va a mejorar, no llego a fin de mes..." y un largo etc, que nos hace languidecer como flores de otoño (o de antaño).
Por otra parte, y cada día más, conozco y reconozco a gente que esta intentando sobre-vivir por sus propios medios y méritos. Creo haber comentado ya este fenómeno (fenómeno de los que dan miedito...) en una entrada dedicada al handmade. Es curioso que dentro de la agonía de la falta de posibles, y la falta de interés general, unos cuantos nos dediquemos a reflotar lo que amamos y en consecuencia vivir de ello.
No lo negaré: es duro. Prácticamente imposible. Enfrentarse al mundo real con la sola protección del "por que me gusta" que no es lo mismo que el "por que yo lo valgo" es lo que podríamos llamar literalmente un suicidio. Pero ahí estamos, contra viento y marea, contra todo pronóstico, unas cosiendo, otras dibujando, otras escribiendo, otras fotografiando y muchos inventando. Y que perdure, por los tiempos de los tiempos: Amen.
Bien, estos días y por pura casualidad he leído/visto algunas "curiosidades" de personas de éxito. La primera: Un documental sobre James Cameron. La síntesis es que era un autentico pringao. Le pegaban en el cole, además no era excepcional en notas, no le gustaba estudiar. Soñaba por las noches y lo dibujaba por las mañanas. Ya por entonces dibujaba señoras azules. Empezó trabajando como ilustrador para películas que él mismo denominó "Serie Z". Ahí metió la cabeza y acabó haciendo cosas como Terminator y Titanic. De hecho ganó tanta pasta con la segunda que pudo tomarse un año sabático para organizar excursiones arqueologicas. Y así sigue, creciendo.
La segunda fue la propia historia que contaba Stephen King en en su libro de cuentos "Las dos después de media noche". Trabajó como mozo de carga para cocacola (creo recordar) y vendía relatos ocasionalmente por unos 40 dolares. Un día al entrar en casa su mujer le esperaba en la cocina con las tarjetas de crédito en una mano y las tijeras de podar en la otra. Las cortó por que no podían permitirse tener más crédito. Escribió su primera novela y la tiró a la basura. Así, integra. Su mujer la rescató y consiguió publicarla.
La tercera y mas corta fue la de la escritora de Harry Potter. Diez editoriales (10!!!!!) rechazaron publicar su primer libro. Ahora ella y sus hijos, y los hijos de sus hijos podrán vivir de sus derechos de autor.
La cuarta y última la he leído hoy y todavía me cuesta de creer. Creo que esta es la que más me ha impresionado. Se trata de Sylvester Stallone. Como tenía una parálisis facial nadie le contrataba para actuar. Llegó a bagabundear. Actuó en una película porno por que según él solo tenia 40 dolares en su cuenta. Acabó vendiendo a su perro por 25 dolares en la puerta de una licoreria. Escribió el guión de Rocky en tres días. No accedió a venderlo hasta conseguir ser el actor principal. Una vez hubo cobrado buscó a su perro vendido, y de hecho es el perro que aparece en la película de Rocky.
Ahí es nada. Y no se realmente si la moraleja es seguir intentandolo hasta que no quede más, o tocar fondo hasta que no se pueda más que subir. Sea como fuere, Hang on little tomato!!!


1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante lo de Sylvester Stallone, sabia que fue actor porno pero no lo del perro y el libreto de Rocky. Pienso que ambas moralejas que planteas se unen en: no rendirse! Es increíble lo que la perseverancia puede lograr. Un saludo.