jueves, 7 de julio de 2011

Romperse los Cuernos.

Después de una noche de acompañamiento en el hospital, noche que acaba justo dos horas antes de que amanezca en el mundo real, después de meses de acompañamiento en general, después de un vecino que roncaba cual bocina de camión enfurecido, una vecina que gritaba en sueños, después de 7 tragos de agua, de un sofá (in)comodo, de dos Nolotiles por que “¿que te duele?” “me duele todo”, y demás asuntos hospitalarios, a las 8 de la mañana (Madrugada diría yo...) empiezan a correr los san Fermines, “¿A tu abuela le gustan los toros?”, “Le encantan” (Por todos los dioses ¿De donde he salido YO?) “Pues vamos a ver los San Fermines”, dice el vecino satisfecho, como si con roncar como un becerro durante toda la noche no hubiese tenido bastante. En fin, allá que enfilan los animales la calle, animales de cuatro patas y de dos patas. Parece que no se cae mucha gente, cuatro que yo vea. Un herido casi grave. Llegan los pobres a la plaza y obedeciendo la manada se meten en el corral, “pues no parecen muy bravos” pienso yo. Otro que me preocupa más es el toro marrón que se queda sentado en el suelo, los cuidadores alrededor ahuyentando al personal para que se levante el animal, y yo con voz de mojigata diciendo “No se puede levantar”, “Si se ha roto un cuerno. ¿No ves como le cuelga?” me contesta el vecino (maldito) roncador, y es cierto, el toro tiene el cuerno balanceándose lánguida y tristemente sobre la cara. Finalmente se levanta el animal y llega a la plaza, pero como va solo no sabe por donde entrar, la gente le tira del rabo y cada vez que el toro da la vuelta el asta rota y fláccida se bambolea peligrosamente sobre su cara. Al final parece que el tema llega a su fin, no se ha podido ver si el animal entra en el corral con sus hermanos, lo matarán creo yo, por que: ¿Un toro aunque no sea bravo de que sirve sin sus cuernos en San Fermin?. Oda soñolienta (y triste) a un cuerno roto, como anécdota tómese cualquiera de las cosas narradas aquí como la descripción literal de Romperse los Cuernos.    

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