Hace casi una semana que empezó y terminó la treceava mudanza de mi vida. Como siempre que se cierran ciclos en mi vida, se abren cajas y se llenan de cosas. Esta vez tampoco es que fuese una mudanza feliz. Recuerdo la emoción de las otras 12 veces, la sensación de felicidad resuelta, sensación que esta vez estuvo ausente. La mudanza desde siempre ha sido la solución a mis preguntas no respondidas. Solución fantasma en realidad, ya que sea quizás la manera más trabajosa pero lo más sencilla. Recoger y huir, o quedarse y secarse como un arbol muerto.
Y me decía alguien, "hay que reinventarse, poner lo que tienes en nuevos caminos".
Gracias a la RAE supimos lo que realmente significa
Trasladar, y también comprendimos que aunque existen y son evidentes algunas verdades universales, hay gente que no entiende, que más bien no quiere saber, se transforma en la masilla que pretende obstruir tu cerradura. Despues te sonrien, con dientes afilados de tiburón. "Avisanos si ocurre algo más, estaremos encantados de ayudarte, espero que no vuelva a ocurrir". Pero las dos sabíamos que no habría una próxima vez.
Adiós a los fantasmas pasados, hola a los que vienen ya de camino.